domingo, 5 de junio de 2016

También era domingo como hoy

También era domingo como hoy, papa. Hace ya cinco años. Y sin embargo parece que hace solo un instante que solté tu mano para siempre. O tal vez hasta que nos encontremos de nuevo, no lo sé. En estas cosas el deseo se impone a la razón.

Han pasado muchas cosas durante este tiempo. Los nietos te han crecido y son magníficos. Y alguna nueva tienes, otra niña, Miriam, con  lo que a ti te gustan las niñas. Es preciosa.

Yo voy a volver a ser abuela. Esta vez de David, el "chinejo" como tú le llamas. Tiene una pareja maravillosa, Raquel (fíjate que nombre tan bonito, que también te encanta). Me voy haciendo muy mayor yo también papá, ya dos veces abuela.

Mamá sigue como es ella, feliz, en su mundo que su mente transtornada ha fabricado, en el que tú sigues estando aquí, y vas y vienes. Realmente, es la que se ha negado ha pensar que te has ido y la que hace que permanezcas siempre presente. Mis hermanos y yo, con nuestras cosas, seguimos juntos, queriéndonos y respetándonos como nos enseñaste.

Hoy luce el sol, papá, como hace cinco años. Y estoy escribiendo en mi blog, porque, dicen, soy escritora. Sí, de las que escriben novelas y hace poemas, y publican libros. ¡Fíjate! Seguro que ahora sonríes pensando cuál es la siguiente barrera que voy a saltar. Bueno, ya sabes que en eso nos parecemos. No podemos dejar que los días pasen por delante sin hacer ni deshacer.


En fin, solo unas palabras para decirte, aunque no hace falta, lo sé, que te sigo queriendo, que no hay día en que no te  recuerde y que voy avanzando como tú me enseñaste: viviendo.

Como hace cinco años, con tu mano en mi mano, te doy un beso y te digo "que todo está bien", papá, descansa tranquilo.

Sed felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario