domingo, 28 de junio de 2015

Jugador de Chica, perdedor de mus

No sé con cuántos jugadores de mus contaré entre mis lectores, pero para aquellos que no dominen este noble arte del naipe, el título de este post se refiere a aquel que pone todo su empeño en ganar la baza que menos puntos lleva, es decir aquella en la que debemos ligar las cartas con el valor más bajo.

Si bien es cierto que, en ocasiones muy concretas, te pueden servir para ganar el juego, cifrar la victoria ( a los pares casi siempre) en los "pitos" (ases y doses) o en cuatros o cincos ,  no suele dar muy buen rendimiento. Si los otros llevan cartas, no entrarán al envite o al órdago, y si no eres buen jugador se te habrá visto el plumero.

Ya sé, muchos pensaréis que a qué viene esta lección museística (de mus que no de museo). Pues a las reflexiones de esta humilde escritora a la que el sueño le ha abandonado al rayar el alba (cosas del calor).
Con esa costumbre mía de hacer analogías, a veces acertadas y otras un poco más traídas por los pelos, la jugada a chica del mus me ha parecido muy adecuada para meditar sobre la situación política actual, sobre todo en lo referente a Grecia y, en un vaivén un tanto disperso, en la situación de una persona muy cercana a mí.

En ambos casos les han ganado por la mano y porque los contrarios no han entrado al envite y mucho menos al órdago. Para qué, si se llevan la grande, los pares y el juego, y además de lejos les han visto las señas.

En el juego como en la vida, hay que saber jugar las cartas pero también cuando retirarse a tiempo. Saber esperar la ocasión propicia y no cortar con dos ases, un cuatro y un cinco cuando tu compañero va ciego, confiando en que los contrarios se van a tragar el farol.

Sed felices.

lunes, 22 de junio de 2015

Felicidad en primera del singular

Vuelvo a la rutina del día a día tras un fin de semana que ha sido una fiesta del Amor, con mayúsculas. Celebramos la boda de una sobrina y, como es de suponer la palabra Felicidad flotaba en el aire sin solución de continuidad.

No me gustan en exceso las bodas. Bueno, en general ninguna celebración eclesiástica, aunque cuando es de tu sangre, la cosa cambia. La ceremonia, contra lo previsto, no se hizo demasiado tediosa. Tal vez el acento malagueño del cura, que le daba una impronta un tanto a los Morancos, le quitó carga litúrgica al sermón y resultó hasta divertida.

Lo que no cambió fue el fondo. Palabras como abengación, entrega, y sobre todo que uno tiene que procurar la felicidad del otro se siguen manteniendo. Y , en eso, no estoy de acuerdo en absluto.

Uno debe buscar la manera de ser feliz, y desde su felicidad, igual que una bombilla irradia el calor, ser capaz de propagar la dicha hacia quienes le rodean. Pretender que lo que le hace feliz al ser que amamos también nos hará a nosotros es más de lo mismo: uno quiere y otro se deja querer... O viceversa. Porque, seamos sinceros, no hay nada máss agoísta que el amor. Verbos como tener, poseer, querer, amar se conjugan como sinónimos.

Ser feliz- estado siempre en progreso- es una decisión propia que no debe de depender de nadie ni de nada, y que tiene mucho que ver con perder el miedo a no tener.

Eso sí. Cuando se consigue llegar a ser dichoso, no seamos egoistas. Gritémoslo a los cuatro vientos e intentemos que se contagie como un ébola de optimismo y risas.

Pues eso...

Sed felices.

domingo, 14 de junio de 2015

De poesía, política y la generosidad de la vida.

Me siento tarde a escribir esta entrada semanal subida a mis tacones. Un fin de semana muy intenso ha sido la causa de este retraso.

Podría, por ello centrar las palabras en la presentación de mi primer libro de poemas, Momentos de Arena y hielo, que me cumplió con todas mis expectativas y  me llenó de cariño de mi familia. amigos y lectores. Una velada maravillosa que nunca podré olvidar y que ha dejado en mi un poso profundo, cálido e indeleble.

O podría, a través de mi otra vertiente, la política , comentar la constitución de los nuevos ayuntamientos y comunidades autónomas. Centrarme en ese baile de de apoyos en un lado y otro que, para mayor gloria de los progresistas, se han traducido en el adiós de malhallados personajes que ha abandonado las poltronas después de haber saqueado, como auténticos piratas, las arcas pública.
 
Pero en este domingo que ya va llegando a su fin parece que las palabras, mis fieles compañeras, han determinado relajarse y han decidido que ellas necesitan un merecido descanso. Por eso esta entrada será escueta, magra, sin más pretensión que la de seguir con este vínculo creado hace ya cinco años y que para esta escritora ha sido el acicate más importante para seguir escribiendo.

El sol va declinando y dentro de unas pocas horas las noche se hará dueña de nuestras vidas hasta el amanecer. Entonces seguro que nuevos horizontes se abrirán para quienes como yo han decidido que la vida es muy generosa con quienes no se quejan de ella, sino todo lo contrario.

Mañana será otro día.



Sed felices.

domingo, 7 de junio de 2015

¿De qué va Como el viento en la espalda?



Esta es la pregunta a la que una se ve abocada a contestar gustosamente  cuando los lectores se acercan a la firma en las Ferias del libro.
Pues bien, ante la salida de la segunda novela con Marta Nogales como protagonista, que espero sea para otoño, os dejo estos fragmentos de Como el viento en la espalda, y si os apetece leerla pues os animo a vivir la aventuras de esta intrépida mujer...  (*)

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Quizá mi historia no sea una historia original, o tal vez sí, pero lo que es seguro es que se trata de la historia de un periodo de mi vida que no busqué, sino que salió a mi encuentro, y que produjo un cambio en mi interior, una metamorfosis que nunca hubiera creído experimentar. Transcurrida en un corto espacio de tiempo, apenas un año, fue de tal intensidad que nada de lo que yo conocía fue ya igual.



Pág 15



Esperar… Ahora, en estos momentos tan extraños y apasionantes de mi existencia, me doy cuenta de que yo también he estado esperando durante mucho tiempo a que algo viniera a cambiar mi vida; una vida que, aparentemente, era feliz, pero que bajo una capa de firmeza sufría grandes convulsiones anímicas y me mantenía en un persistente estado de alerta, de vigilancia, oteando el horizonte desde donde ver regresar la pasión, la emoción, el reto que había sido mi enseña.



Pág 33



Entro en la ducha, caliente, que recorre mi espalda y mi pecho, dejando que penetre el aroma a violetas del gel en mis sentidos.

—¿Quieres que te enjabone la espalda? —su voz, insinuante, me acaricia la nuca, después de un beso.

—Si tú quieres…

Noto, primero en pequeños círculos y luego en otros más amplios, la esponja que se desliza primero por mis hombros, recorre mi columna, mis caderas y se para al llegar a mi cintura.



Pág 59





No sé si fue su descaro, tan imprevisto, o su mirada magnética que me atraía como un agujero negro, provocándome la sensación de hallarme al fondo de un abismo, lo que me dejó sin palabras y casi sin respiración; pero, a la vez que un cúmulo de sentimientos confusos se hacían dueños de mi mente, supe, justo en ese instante, que no había nada que deseara más en este mundo que ser pintada por Alexis Drago.



Pág  75



¿Qué hacer? ¿Por qué avisarme a mí y no a Esteban? Un escalofrío me recorrió de la cabeza a los pies. ¿Estaría ante una situación que podía escapar a mi entendimiento? No sé por qué las imágenes de la Mafia se me vinieron a la cabeza. ¿Habrían cruzado la famosa línea?

Vi a través del ventanal cómo por el horizonte se dibujaba una línea brillante, preludio de la mañana.



Pág 79



(*) A través de la librería El Rincón de la lectura se puede enviar dedicada. Tlfn.91 499 58 93