domingo, 12 de abril de 2015

La impuntualidad o el síndrome del conejo blanco

Hablaba el otro día con unas amigas de la noción del tiempo, al hilo de una cita en las que algunas llegamos puntuales y otras tarde. Reconocían las impuntuales que en ellas era ya una mala costumbre, incluso que se convertía en ocasiones en un grave problema.
Estos comentarios me trajeron a la mente un artículo que había leído no hace mucho, en el que se afirmaba que lo mismo que hay personas con serias dificultades de orientación, las hay también para calcular el tiempo, y esto se debía a alguna cuestión neurológica.
No digo que no sea cierto, es más, seguramente lo es en ciertos casos, pero no cabe duda que la impuntualidad es una cuestión bastante  más de educación y hábito, y muy consustancial a nuestro caracter latino, algo así como "el sindrome del conejo blanco" de Alicia en el país de las maravillas.
Baste con fijarse en las coordenadas horarias de las citas: " quedamos entre seis y seis media", " llego sobre las nueve", "se celebrará en primera convocatoria a las diez y en segunda a las diez y media"...
Horquillas horarias de media hora que hace que unos esperen y pierdan el que es su precioso tiempo.
De igual manera hemos acuñado el famoso cuarto de hora de cortesía para empezar un acto, a la espera de aquellos que lleguen tarde, convirtiéndo ese periodo de tiempo en descortesía para los que llegan puntuales y sustancial retraso en el desarrollo del acto.
Como tantas cosas en la vida, tampoco el tiempo es igual para todos, aunque todos tenemos el mismo tiempo: la diferencia está en su gestión.
Yo tengo fama de gestionar muy bien mi tiempo, de ser muy eficaz. No sé si eso será verdad, aunque sí  es cierto que las circunstancias de la vida me han llevado a ser un poco prusiana en eso y mantener una displina importante. Criar dos hijos, llevar una empresa y tener tiempo para el ocio obliga.
En fin, como me esperan otras tareas y no quiero ocupar vuestro tiempo más de lo necesario, concluyo este artículo, no sea que por leerlo lleguéis tarde.


Sed felices.

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