jueves, 16 de octubre de 2014

Tiempo de cambios

Reconocía los síntomas. Todo se tornaba de un color más apagado como de fotografía antigua. ¿Tristeza, melancolía? No, no era nada de eso. Simplemente se avecinaban cambios, decisiones, y sobre todo, como en la naturaleza que le rodeaba, una nueva estación.
No sabía si era un don o una maldición, pero durante toda su vida había ido cumpliendo etapas, cerrando ciclos e iniciando otros huyendo, siempre, del aburrimiento o de aquello que acababa convirtiendose en monótono, reiterativo y que a la postre no le aportaba nada.Proyectos, lugares, personas que en un momento de su recorrido habían ocupado un lugar importante  se fueron quedando en las diferentes metas, no se sabe muy bien si por falta de motivación o por agotamiento.
Todo lo que le rodeaba ahora le resultaba convulso, plagado de problemas, de ramajes que no permitían ver el bosque. Se sentía como un verso suelto entre ripios.
Y si eso era así, si ella era la que lo percibía solamente, quizá era ella la causante... ¿O no?
No, no perdería el tiempo en buscar ni causas ni responsables. Mucho tiempo ha que había tomado la decisión de que quería ser feliz y si para ello debía quemar naves de nuevo y volverse a reiventar, lo haría sin ninguna vacilación.
Le había costado muchos años entender que todo lo que necesitaba estaba en su mente y que lo demás no dejaba de ser solo circunstancias.
Miró por la ventana. Los árboles, tan familiares, se vestían cada día un poco más de otoño. Era el tiempo, sí, de cambios...


Sed felices.

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