jueves, 2 de octubre de 2014

Bilis

Estoy segura de que hay algunos que en en vez de teta les dieron bilis.

No saben más que digerir piedras, frustración y mediocridad. Sus únicas armas son los insultos, los libelos y las difamaciones. Tal vez porque les salen gratis.

No me gusta un pelo lo poco que se  censuran las afirmaciones gratuitas, aunque sean falsas, en este país, en mi ciudad, en cualquier lado. No solo es lo que aparece en los medios de comunicación, que ya es bastante, sino en la propia vida diaria.

Es patético como la falta de talento, de inteligencia, de capacidad para llevar a delante la propia vida se escuda tras lanzar la piedra y esconder la mano.

"Difama, que algo queda" se ha convertido en el lema para muchos y muchas.


Hoy me ha dicho un amigo que hay poca gente desinteresada, quizá sea verdad. Por eso hay tantos que siguen bebiendo bilis, no sea que su vida y la de los demás se vuelva dulce.

Vaya por ellos este poema:



Hay francotiradores que disparan
envidia mediocre vestida de grandeza
oculta en un abrazo o una lisonja.
 
Tienen los ojos de pescado muerto
sobre una capa de hielo de tres días.
Opacos, neutros, fríos,
faltos de esa vida que ambicionan.
 
Tras ellos solo afán
por destruir aquello que codician,
amamantando su propia frustración
con leche verde y venenosa.
 
Cuando lo consiguen
no sienten nada, solo vacío,
como un pescado muerto
sobre el hielo deshecho de tres días. 


Sed felices.

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