domingo, 30 de marzo de 2014

A des-hora

Hoy todo lo hago a des-hora.

Me acosté ya en ese estado, intentando encontrar el desenlace mejor para mi segunda novela. La situaciones danzaban en mi cabeza, dándose con los codos para situarse en un lugar coherente que rematara una trama de amor y misterio, encabezada por  mi querida Marta Nogales.

Me dormí a des-hora, pues para relajarme leí un rato antes de apagar la luz y, por tanto, me he levantado a des-hora, llegando por los pelos al ecuador de este día al que se le ha arrebatado sesenta minutos. Y, como no podía ser de otra manera, escribo esta entrada también a des-hora, pues suelo ser más matutina.

No es que me preocupe mucho, pues al fin y al cabo, el tiempo es subjetivo y además elástico, pero  la sensación de ir un paso por atrás me va acompañando a lo largo de la jornada. Serán mis biorritmos, que no entienden de husos horarios ni de ahorro enérgetico, indecisos por no saber a qué lado del meridiano de Greenwich quedarse.

En fin, todavía me queda una tarde ajetreada y persiste en mi ese afán de llegar a cerrar de manera gloriosa la historia que he desarrollado a lo largo de más de doscientos folios.

Mañana todo volverá a su horario y su rutina, eso sí, con un poco más de sueño.

Sed felices.

lunes, 24 de marzo de 2014

De juicios póstumos y olvidos históricos: A.S

"España es un país solidario en la desgracia", le escuché en una entrevista al cantante Miguel Bosé.

Nada más cierto. Baste contemplar todo el despliegue de panegíricos que se han desarrollado a raíz de la muerte del ex-presidente del gobierno Adolfo Suárez. Todos son parabienes y alabanzas, incluso de aquellos que contemplaron sus "Idus de marzo".

También hay excepciones. Hay a quien no le ha faltado tiempo para sacar los espantajos de su origen franquista y de su pasado de camisa azul, -como si recién fallecido Franco, en la clase política pudiera haber habido alternativas-, junto con otros, que por su edad ni siquiera habían nacido o eran unos niños de chupete cuando el fallecido expresidente accedió al gobierno, por lo que no pueden ver el alcance de la figura política. Iincluso algún indignado que no llega a los cuarenta años le niega radicalmente el pan y la sal- he visto varios por las redes-, y hace un recorrido demoledor  por todos los presidentes de gobierno de la reciente Historia, equiparando a Suárez, González y Aznar. ¡Total nada!

Cuando yo estudiaba en la facultad  de Historia, nos decían que había acontecimientos que no se podían juzgar porque les faltaba perspectiva histórica. Por ejemplo, en los años setenta y ochenta costaba meterle el diente, todavía, a la Guerra civil sin que se levantaran ampollas de un lado y de otro. Ahora queremos analizar la Transición y desde muchos coros se bocea que no fue oro lo que relucía. Claro que no. No se pasa de una Dictadura a una democracia sin que haya aspectos que nos son del todo positivos. Pero no cabe duda, y yo lo sé en primera persona, que en España se abrió un camino que hasta entonces no existía.

No quiero, ahora, tener más tela de juicio que la memoria de una adolescente que pudo votar la Constitución porque una ley, auspiciada por Adolfo Suárez, me permitió hacerlo con dieciocho años; que vió como legalizó el PCE, del que habían sido miembros familiares míos;  que vió al ex-presidente aguantar con la diginidad que a muchos políticos actuales les faltan y ,sin moverse del escaño, el ataque más virulento a la incipiente democracia española el 23 de febrero de 1981.Creo, y es mi opinión, que más allá de la visceralidad o de la falta de perspectiva, Suárez fue un hombre honesto.

Me hubiera gustado algún reconocimiento en vida para este importante estadista, aunque su mente ya estaba lejos, en esas brumas de Avalon en el que Alzheimer envuelve a sus elegidos. La vida  no fue generoso con él: le arrebató a su esposa, a su hija y por último la conciencia de su propio ser.


La Historia, así con mayúscula, le juzgará a su tiempo, aunque muchos ya le están juzgando cuando es noticia. Mientras, como último homenaje de una ciudadana agradecida, le dejo en esta página mi respeto.

Sed felices.

miércoles, 19 de marzo de 2014

A MODO DE HAIKUS



Cristales rotos:
mi corazón partido
y tu silencio.



En la ventana
escribo con los dedos
surcos de plata.




Tras una nube,
escarcha, plata y luz,
la luna mira.



En el ocaso,
gasas de sombra y luz
cubren la tarde.

jueves, 13 de marzo de 2014

La espada de Damocles del Concordato

Dicen que a todo se acostumbra una. No es cierto; o por lo menos no lo es en referencia  ciertas cuestiones que mucho tiene que ver con una misma.
Desde hace varias semanas, y en distintas situaciones, como nuestro Don Quijote, no hago más que topar con la Iglesia, léase católica, que en España no puede ser otra.
Hace dos días recordamos el atentado más sangriento que ha sufrido nuestra historia reciente, el de el 11M. A colación con los actos conmemorativos se celebra un funeral de Estado bajo el rito católico y en la catedral de la Almudena. Ayer, el cardenal que presidió la misa, Rouco Varela, fue sustituído al frente de la Conferencia espiscopal. Dos días, dos mismos protagonistas.
Quiero dejar claro, de antemano, mi total respeto por cualquier creencia, igual que respeto cualquier ideología, siempre que respeten, en consecuencia, a aquellos que no creen o no comulgan- nunca mejor dicho -con ellas. Pero nunca apoyaré que la Iglesia sea protagonista agente de un funeral en el que se rinde homenaje a víctimas que, a su vez, eran de muy diferentes confesiones. España, se supone, es un estado aconfesional, y para esta circunstancia, en la que se atacó los cimientos del Estado y de sus ciudadanos, existen los funerales civiles. 
Respecto a D.A.M. Rouco, que tanta paz lleve como deja. Creo que ha sido una de las personas más perjudiciales a la hora del respeto a los derechos de muchos colectivos, y su alineamiento, descarado, de caracter político flaco favor ha hecho a a la institución que ha presidido.Esperemos que su sucesor sea más tolerante, más caritativo y más amante del prójimo, vamos... más cristiano, tal y como parece que, tímidamente y poco a poco, va marcando el papa Francisco.
En fin, que los españoles suguimos arrastrando esta bola de la contradicción: defendemos la aconfesionalidad en nuestra Constitución y conmmoramos a nuestras víctimas de Estado con incienso y butafumeiro, mientras los obispos y cardenales le dictan a los ministros al oído la reforma de ciertas leyes.
 Sobre las libertades civiles sigue pendiendo la espada de Damocles del Concordato.

Sed felices.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Pesadilla en la cocina: coaching a collejas

Últimamente me encuentro  como aquel que era el único que llevaba  el paso cambiado. Veo como mucha gente disfruta con ciertas actividades, ciertas películas o ciertos programas de televisión que me resbalan o, incluso, me indignan.

Para ser más concreta me refiero a Pesadilla en la cocina. Confieso que he tardado en cojerle el sentido al título de este espacio televisivo que tanta aceptación tiene, pero al final me he dado cuenta que no se refiere a la situción económica de los restaurantes que aparecen, ni siquiera a las condicones insalubres que presentan (¿irán posteriormentelos de Sanidad sancionando, qué ascazo a veces...). La pesadilla es ver suelto por el local al propio Alberto Chicote como un Srek vestido por Agatha Ruiz de la Prada soltando insultos a diestro y siniestro, bufando como un toro herido y evocando constantemente a la Madre de Dios.Un absoluto coaching a collejas.

En el último programa,  del que solo pude ver la media hora final, aparecía un restaurante de mi localidad, por lo que he tenido próximo el  antes y después de  la actuación de este desfacedor de entuertos culinarios. El paso de Chicote fue sobre el mes de junio y la verdad sí que cambió la decoración pero respecto a la afluencia de público no vi mucha mejoría (ni lo sigo viendo).   Debe ser que pasado el susto, genio y figura...

¿Debería cundir el ejemplo en otras profesiones?
¿Os imagináis, queridos lectores, a otros profesionales actuando de la misma manera para ayudar al prójimo? Sin ir más lejos, yo misma, gritándole a un cliente que en mis años de profesión no he visto una mierda de campaña publicitaria peor planteada y un producto más asqueroso que no hay forma de vender.¡A tomar por c.... (frase muy querida por el presentador del programa pesadillero) la inteligencia emocional!(Y el cliente).

En fin, que algo tendrá el agua cuando la bendicen y que si tanta gente gusta de este programa será porque algo encuentran en él. Tal vez sea yo la rara...

Sed felices.