lunes, 25 de noviembre de 2013

Mujeres libres para una sociedad libre.

Tras una semana de gran trasiego, viaje literario-laboral a Barcelona incluido, este lunes último de noviembre se me ha colado frío y un tanto atravesado. Tal vez solo sea ya el cansancio del final de un año lleno de acontecimientos y cambios o, quizá,  porque hoy, día 25, conmemoramos el día contra la violencia de género, y tengo el ánimo un poco de tela de araña, enredado entre la cabeza y el corazón.

Y, aunque solo sea por aportar mi pequeño grano de arena, queridos lectores, debería hablaros contra ese horror que supone el maltrato hacia las mujeres, hacia los niños, hacia los más débiles, poniendo el foco, una vez más,  en señalar que  es una de las lacras más espantosas que estamos sufriendo actualmente. Pero, ¿qué podría decir que ya no haya dicho, que ya no haya escrito, que otros no hayan dicho y escrito?

La violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, es terrible, pero mucho más cuando viene de aquellos que dicen querernos, amarnos, porque a ella se une el engaño y la locura. No hay amor en el golpe de unas manos que deberían estar hechas para acariciar; no hay amor en el insulto que nace de unos labios que están hechos para besar. Hay falta de respeto, egoísmo y sobre todo un gran complejo de inferioridad por parte del que no conoce otro lenguaje que el violento.

Como padres, como hermanos, como amigos no consintamos que nadie insulte ni golpee a nuestras hijas, hermanas o amigas. Deben sentirse apoyadas por la sociedad que es, al fin y al cabo, la que debe garantizar la seguridad de sus ciudadanas. Eduquemos a nuestras niñas para que sean, el día de mañana, mujeres orgullosas de serlo por si mismas, sin que nadie las guíe, sin que nadie las tenga  que decir que hacer con sus vidas, con su libertad.

Sed felices.



No hay comentarios:

Publicar un comentario