miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cuando los grillos cantan en noviembre

Siempre hay algo de magia en aquello que se sale de lo común. Podemos intentar a posteriori encontrar una razón lógica, razonable, pero, sin duda alguna, hay historias que parece estar en ese umbral entre la fantasía y la realidad.

Siete de la tarde de un doce de noviembre. Un día de recuerdo triste. Ha transcurrido un  año ya desde que se rompió ese lazo que las unía para siempre. Cuántas veces su recuerdo ha venido a su memoria y ella intenta apartarlo, no por olvido, sino porque todavía es incapaz de asimilarlo.Por eso se obliga hoy  a pensar en esas otras cosas que vuelan por su cabeza como nubecillas de luciérnagas iluminando unas ideas y otras.

Ha salido con tiempo. Como siempre que va al centro, prefiere hacer uso del transporte público que, aunque caro, le garantiza, por lo menos, no tener que sufrir el via crucis del aparcamiento. Luego, él irá a buscarla.

Camina deprisa, con ese taconeo tan suyo, tan de madrileña, como decía su abuela, que marca el ritmo de lo que casi siempre es su vida:  avanzar a paso firme.
De repente, justo en el límite del parque oye un sonido que la sorprende. No por si mismo, sino por las fechas en que lo está escuchando. Lo reconoce perfectamente. Es un grillo.

Incrédula, intenta detectar en donde se encuentra el animalito, por lo que relentiza el paso hasta quedar justo enfrente de un arbusto del que procede el inconfundible "cri, cri, cri". Y para mayor asombro, y a pesar de su proximidad, el  grillo no calla.

Consciente de su cita, se pone en marcha, pero no puede evitar que la anécdota vivida  se  haya quedado impresa en su mente, junto con un dato que, como un flash, le viene a su pensamiento: para los celtas, los grillos eran las almas de los familiares que vuelven, en ocasiones,  a visitar a sus seres queridos.

Justo el día en que se cumple el año de la muerte de su prima hermana- compañera de juegos, de adolescencia, amiga querida-,  ha oído cantar un grillo en noviembre...

Sed felices.

2 comentarios:

  1. Dos frases:
    "Camina deprisa, con ese taconeo tan suyo, tan de madrileña..."
    "para los celtas, los grillos eran las almas de los familiares que vuelven..."
    ¿Qué puedo decirte? Tocado.

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  2. Gracias, Loly. Me alegra mucho, lo sabes, que mis palabras te lleguen. Un abrazo.

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