martes, 18 de junio de 2013

Todo el bourbon de Misuri (microrrelato en negro)



      

Solo nos separaba el mostrador.
Quedé arrebatado por su rubio pelo, peinado en pequeñas ondas sobre sus deliciosas orejitas, por su nariz respingona y por sus labios rojos como cerezas.
Hubiera dado todo el bourbon de Misuri por un beso de su boca, de esa boca que  esbozó una sonrisa tras la pregunta:
  ¿En que puedo servirle?
Sabía que nunca, nunca se cumpliría mi deseo, pero…
-    ¿Servirme? No, bella dama,  yo soy el que estaría encantado de ser su esclavo siempre, toda la vida; pero,  por desgracia, no tengo tiempo. 
Mis palabras hicieron que su busto se irguiera con coquetería, a riesgo de soltar los tirantes de su precioso vestido azul.
Con un suspiro, deposité un pequeño papel en el mostrador de la Caja, que ella leyó abriendo como platos sus maravillosos ojos   “No grite, esto es un atraco”  , para después clavarlos en la Baretta 92 que sostenía mi mano.
Ese día fue la única vez en mi vida que, en un rincón de mi corazón, lamenté ser un ladrón de bancos.
Hubiera dado todo el bourbon de Misuri por esos labios.

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