viernes, 18 de mayo de 2012

Esta noche en Samarkanda

Poco a poco el espíritu se va serenando, como las aguas vuelven a su cauce tras una tormenta.
Estos días, que me han arrebatado de la realidad cotidiana, como el carro de fuego a Élias, apartándome de lo corriente, de lo banal, me han hecho reflexionar sobre la condición humana, cuyo mayor error es creerse capaz de controlar, de anticipar, de prever: "si hacemos, esto, evitaremos lo otro, si vamos por ese camino no nos encontraremos con aquello".
Y siguiendo el hilo de mi mente he recordado un cuento, de Jean Claude Carriere, "Ésta noche en Samarcanda", que habla de sobre este tema, sobre como el ser humano no tiene la posibilidad de tener en su mano el destino. Por ello, quiero compartir hoy este relato ajeno, pero que ilustra, mucho mejor que yo, mi pensamiento durante estos días, tan duros y difíciles.

Esta noche en Samarkanda

Una mañana,el Califa de una gran ciudad vió que su Visir se presetba ante él en un estado de gran agitación. 
le preguntó a qué se debía su estado y el visir dijo:-Por favor deja que me vaya de la ciudad hoy mismo!. 
-¿Por qué? .-esta mañana al cruzar la plaza para venir a palacio,he notado un golpe en el hombro,me he vuelto y he visto a la Muerte mirandome fijamente.La he reconocido,toda vestida de negro con un chal rojo.Allí estaba y me miraba para asustarme,porque me busca,estoy seguro! Deja que me vaya de la ciudad ahora mismo,cogeré mi 
caballo y esta noche puedo llegar a Samarkanda. 
-De verdad que era la Muerte? ¿Estás seguro? 
- Totalmente,la he visto como te estoy viendo a tí.¿Deja que me vaya,te lo ruego! 
El califa lo dejó partir,el hombre regresó a su morada,ensilló el mejor de sus caballos y atravesó al galope la ciudad en dirección a Samarkanda. 
El Califa,disfrazandose como solía hacerlo,fue hasta la gran plaza,rodeado de los ruidos del mercado y buscó a la muerte con la mirada,la vió y la reconoció.El visir no se había equivocado,era tal como él la describiera,alta y delgada,vestida de negro,y un chal rojo envolviéndole el rostro.Iba por el mercado de grupo en grupo,sin que nadie se fijase en ella,rozando con el dedo el rostro de un hombre,o tocando el brazo de una mujer cargada de menta,esquivando a un niño que corría hacia ella. 
El califa la enfrentó y ella lo reconoció al instante:

-Tengo que hacerte una pregunta...
-Te escucho ,respondió la Muerte. 
Mi primer visir es un hombre joven,saludable...y probablemente honrado, ¿por qué esta mañana cuando venía para palacio lo has asustado?¿Por qué lo miraste con aire amenazante? 
La Muerte lo miró ligeramente sorprendida y contestó al califa:

-No lo he mirado con aire amenazante,sencillamente cuando por casualidad hemos chocado y lo he reconocido,no pude ocultar mi sorpresa. 
- Por qué sorpresa? preguntó el califa. 
-Porque-contestó la Muerte-no esperaba verlo aquí,tengo una cita con él esta noche en Samarkanda.


Sed felices

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