martes, 21 de febrero de 2012

Cuéntame....

Corrían finales de los setenta del siglo pasado. Lugar, la plaza Mayor de Madrid en Navidad. Celebrábamos los compañeros de clase el haber acabado  los exámenes parciales en la universidad. Chicos y chicas reunidos, simplemente para pasar un buen rato, cantando, riendo y haciendo el tonto. De repente, sin mediar ninguna otra causa, aparecieron las famosas "lecheras" de la policía y las camionetas de los antidisturbios, que obstruyeron las salidas de la plaza, convirtiéndola en una ratonera.
Visto y no visto, empezaron a volar botes de humo y las porras a rebotar en las espaldas de los que acertaban a pasar demasiado cerca de los policías.
Yo no sé como lo hice, pero eché a correr medio ahogada por los gases lagrimógenos y apenas sin ver y pude salir por la calle Mayor a Bailén y de ahí bajé, a una velocidad de vértigo y propia de mis diecinueve años hasta plaza de España, sin volver una sola vez la vista atrás.
Allí, estupefacta, sin entender nada, me senté en un banco intentando recuperar el resuello que había perdido, no sé si por la carrera o por el pánico , o quizá por ambas cosas. Dos de mis compañeros acabaron en la Dirección General de Seguridad, detenidos, solamente por estar en el sitio equivocado.
De esto hace más de treinta años.
Ayer contemplé  las imágenes de de las cargas policiales en Valencia contra los estudiantes que reclaman su derecho a una educación de calidad y sin recortes, y se me  vino a la cabeza este amargo recuerdo, y sentí la misma estupefacción y el mismo temor, esta vez a que volvamos a vivir  hechos que ya solo deberían de estar en los libros o en las series de televisión.

Sed felices (aunque cuesta....)

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