viernes, 27 de enero de 2012

Castillos en el aire....

Creemos que a  veces nos traicionan las propias ilusiones, quizá por ser eso, ilusiones que fundamentamos en realidades que sólo existen en nuestra imaginación. Escenas que, como en un teatro de lo absurdo, recreamos una y otra vez en nuestra mente, bajo la dirección de nuestros deseos. Y en esas irrealidades nunca estamos solos. Siempre nos acompañan otros, que a su vez estarán construyendo sus propias fantasías, en las que a lo peor nosotros no tenemos un papel protagonista. Y cuando esto sucede, cuando nos percatamos de que en ese cartel vital ocupamos sólo unas líneas al final del elenco, la desilusión, esa arpía a la que imagino como la Reina de la Nieves de Andersen, tan fría que un solo toque de su dedo es capaz de helarte el corazón, invade tu espíritu.
Lo fácil es entonces caer en el desánimo o lo que es peor, en el cinismo que nos lleva a dudar de todo y de todos y cerrarnos, apagar la luz y preferir vivir en la oscuridad de lo cotidiano antes que volver a volar con la imaginación hacia la luz de la utopía.
Pero en muchas ocasiones, en más de las que creemos, aquello que imaginamos en nuestra mente, las esperanzas que como castillos en el aire somos capaces de elevar, se pueden convertir en realidades. Todo depende de la fuerza interior con que las construyas, la confianza con que las abordes y la valentía de afrontar las dificultades para llevarlas a cabo .
Nadie puede arrebatarme aquello que mi mente piensa, aquello que mi mente imagina y en la que todos los días  soy la protagonista.

Sed felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario