jueves, 8 de septiembre de 2011

Vidas


Quizá alguien, al leer esta entrada dude de mi cordura (yo también dudo a veces de ella). Lo quiero comentar es la costumbre que tengo, sobre todo cuando voy en el metro o en el autobús, de imaginarme como son las vidas de aquellos que me rodean.
Veo al hombre joven, de manos rudas y brazos fuertes, que tiene a sus pies una pequeña bolsa de deportes en la que, pienso, irá la fiambrera con el almuerzo, que comerá en el tajo. La mujer de mediana edad que va dando cabezadas, sin soltar milagrosamente una bolsa de plástico de unos dedos enrojecidos, seguramente a base de frotar estropajo y lejía, en las casas que le pagan por horas. La chiquilla esbelta, que sujeta unos folios y repite la cantinela que tiene escrita, seguramente intentando afianzar los conocimientos que en breve tendrá que demostrar en un examen, en el que tiene puestas sus esperanzas. La embarazada que se acaricia el vientre placenteramente, sintiendo la vida que late dentro de ella, y pensando, tal vez, en mil nombres....
Se suceden las estaciones y las paradas, subiendo y bajando viajeros, cada uno con su vida. Y me hace sonreír la idea de si alguien también irá pensando en la mía.

Sed felices

1 comentario:

  1. me gusta tu articulo, a veces pienso en la vida de los demas y me pregunto lo mismo que tu quien estara pensando en la mia

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