sábado, 30 de abril de 2011

El gato de Schrödinger


El experimento imaginado por el científico Ewin Schrödinger, también conocido como paradoja de Schröndinger, dentro del campo de la física cuántica, se basa en una experiencia teórica a través de la cual se introduce un gato en una caja cerrada y opaca con una ampolla radiactiva con un 50% de probabilidades de desintegrarse en un tiempo dado y un dispositivo tal que, si la partícula se desintegra, se rompe la botella y el gato muere . Es decir, mientras que no abramos la caja podemos pensar en un gato vivo o en un gato muerto.
En la vida se nos presentan ocasiones muy parecidas a la del gato de Schrödinger. Nos enfrentamos a incógnitas sobre las que especulamos las distintas variaciones en un intento, la mayoría de las veces vano, de conseguir saber el resultado de nuestras decisiones a priori, y si van a ser ventajosas o no.
Y lo mismo que con el pobre gato, no sabremos realmente lo que ha sucedido, si no abrimos la caja, es decir, no tomamos la decisión de actuar.
Mientras perdamos el tiempo en adivinar que podría pasar si...o si no.... el reloj no va a pararse, pero nuestra vida sí.

Sed felices.

martes, 26 de abril de 2011

Conjurando monstruos


Hacía tiempo que no hablábamos de nada, solo de convencionalismos surgidos en reuniones familiares. Sin saber porque nos habíamos ido distanciando inmersos en un océano de tareas, de excusas, de injustificaciones. Y hoy, de la manera menos calculada, nos hemos vuelto a encontrar. Su voz me transmitía la pena y la resignación que yo tan bien entendía. Intentaba mantener el tipo, para no dejar ver sus fuerzas agostadas. Ha elegido la pesada tarea de ser el hombre fuerte, sin darse cuenta de que nadie se lo ha pedido.
Por unos segundos volvió a ser ese niño que, asustado por los miedos nocturnos, se metía en mi cama, buscando conjurar no sé que monstruos, cuando nuestros padres salían por las noches.
Esta vez mi mano no podía acariciar su espalda, tranquilizándole hasta que se dormía, pero el cable telefónico ha hecho de cordón umbilical para unir nuestros dos sentimientos fraternales.
Vale, nena. Todo está bien- ha dicho al despedirse.
Sí, todo está bien- he contestado.
Ambos habíamos conseguido, por lo menos durante unos minutos, contener los fantasmas del pasado y abrir nuestros sentimientos.
Sed felices.

domingo, 24 de abril de 2011

Y todo a media luz...


Mi madre, Youtube y Carlos Gardel. Estas son las tres patas en la que se sustentó mi velada de ayer. En principio podría parecer un tanto kafkiano para una noche de sábado, pero lo más curioso es que me lo pasé divinamente.
Soy de una familia en la que la música ha ocupado siempre un lugar principal. Mi madre cantó zarzuela de joven como aficionada y mi padre toca el piano más que pasablemente. Nos criamos oyendo ópera, boleros, copla española, música clásica...todo era válido para disfrutar.
Bien, pues dada la circunstancia de que ayer me tenía que quedar a dormir en la casa paterna para cuidar de mi padre enfermo, después de cenar y para pasar el rato, nos conectamos a Youtube y organicé con mi madre una especie de peticiones del oyente. Fue divertidísimo. Durante dos horas desfilaron los grandes: Antonio Molina, Concha Piquer, Jorge Negrete, Pavarotti, Plácido Domingo y como no el gran Carlos Gardel. Tanto nos animamos que mi madre y yo hicimos karaoke con la pieza "Y todo a media luz".
Si alguien nos hubiera visto quizá pensaría que se nos había ido un poco la pinza, pero durante un rato la enfermedad, el dolor y la pena desaparecieron de nuestra mente a ritmo de tango y en su lugar aparecieron imágenes evocadoras de otros tiempos que encendieron dos chispitas de felicidad en los ancianos ojos de mi madre....

Y todo a media luz,
que es un brujo el amor,
a media luz los besos,
a media luz los dos...
Y todo a media luz,
crepúsculo interior,
que suave terciopelo
la media luz de amor.


Sed felices.

viernes, 22 de abril de 2011

El sexto sentido o el valor de la intuición.


Reivindico ese sexto sentido al que denominamos intuición. Quizá se piense que está reñido con la racionalidad, con la demostración empírica de las cosas. Pero ¿quién no ha sentido una atracción irresistible hacia ciertas persona o lo contrario?.
Yo creo en esa capacidad de percibir más allá de lo que los sentidos al uso me indican.
Cuando esa intuición me avisa de que estoy pisando terreno resbaladizo, más vale que me agarre, porque lo más seguro es que sea así.
En la actualidad se valora de una manera muy positiva la llamada inteligencia emocional, de la que las mujeres somos poseedoras en un grado mayor que los hombres. Y esta inteligencia emocional está compuesta, en mi opinión, de una gran dosis de esa intuición y de una importante capacidad de observación, que conjugadas ambas permiten la posibilidad de anticipar ciertas reacciones.
A lo largo de mi vida profesional tengo que confesar que, en muchas ocasiones, me he valido más de eso que llamamos "corazonada" para tomar ciertas decisiones que de análisis totalmente racionales. Y casi siempre he acertado.
A veces hay que escuchar más al corazón y menos a las estadísticas.
Sed felices.

miércoles, 20 de abril de 2011

Hacer lo que debes o hacer lo que quieres


Pertenezco a una generación a la que nos enseñaron que en la vida hay que hacer lo que se debe hacer, sobre todo dentro de unas normas, de unos valores, en muchas ocasiones preestablecidos, otras heredados y discriminatorios. Nos educaron para ser hombre y mujeres cabales, cumpliendo siempre con lo correcto, y siendo nuestra guía la disciplina.
Pero, ¿que ocurre cuando hay discrepancia entre lo quieres y lo debes? Es decir, encontrarte con la disyuntiva de ser tu o quien los demás esperan que seas.
Ya quisiera ver a Salomón teniendo que emitir un juicio en este sentido. Desgraciadamente, no podemos partirnos en dos de tal manera que seamos capaces de contentar a todas las partes. Entonces, ¿qué hacer? ¿agarrarte a esos principios que te inculcaron desde pequeña, a esa persona que los demás ven en ti y actuar en consecuencia, anteponiendo otros intereses a los tuyos o tomar el camino de ser tu misma, pese a quien pese, aún a riesgo de dejarte la piel en el envite?

Sed felices.

jueves, 14 de abril de 2011

Tócame (Touch me)


Cuando me hacen la sempiterna pregunta de: ¿en qué te fijas primero en un hombre?, siempre contesto, en las manos. Tanto es así, que si las manos que contemplo no me agradan, es casi imposible que ese hombre me atraiga. ¿En serio? En serio....
Las manos dicen mucho de una persona y ayudan a decir. Para nosotros, los latinos, las manos significan un apoyo fundamental en la comunicación, ya sea para expresar ideas como para expresar sentimientos. Son capaces de servir a nuestro cerebro y diseñar un avión, curar una enfermedad, pintar un cuadro o escribir una novela.
Pero yo no hablo de la capacidad física de las manos, que desde que, por evolución, enfrentamos el pulgar, es el mejor instrumento que tenemos los seres humanos para llevar a cabo cualquier acción. No. Las manos para mí son como tarjetas de presentación. Y las que a mi me gustan tienen que ser de una determinada manera. Manos de dedos delgados, morenas, suaves, ágiles...manos que estoy segura que esperan que les diga ¡Tócame!

Sed felices.

martes, 12 de abril de 2011

Alcanzar las estrellas...


Hace cincuenta años, tal día como hoy, Yuri Gagarin realizó el primer viaje espacial. Fueron 108 minutos, que en las grandilocuentes palabras de la prensa, "cambiaron el mundo". El viejo anhelo de la humanidad de alcanzar las estrellas iniciaba el camino.

Ha pasado medio siglo. Los científicos siguen investigando en artilugios que sean capaces de alcanzar los últimos planetas, los últimos confines de nuestro sistema solar. Y mientras soñamos con nombres tan sugerentes como Alpha Centauri o Gamma Casiopea, dejamos de lado aquello que tenemos más cerca.

"Sabemos más del espacio exterior que de nuestro propio cerebro", me comentó hace poco un amigo psicólogo. Es cierto. A pesar de nuestros grandes avances científicos, tecnológicos, aparentemente somos más incapaces de controlar la frustración, la intolerancia y la infelicidad.

Hace falta valor para subirse a un cohete y salir al espacio, como hizo Gagarin en 1951, pero no menos que para tomar la decisión de hacer todo lo posible día a día para mejorar como personas.

Sed felices.

domingo, 10 de abril de 2011

Recuerdo en lila


Hoy tocaba visita a los padres, que ya ancianos, encuentran en estos rituales de fin de semana las fuerzas para seguir adelante.
Al salir del metro, me ha envuelto una intensa fragancia a lilas, que me ha llevado a los recuerdos de mi niñez. Ese era el mismo recorrido que hacía de regreso del colegio, y al llegar la primavera, siempre me detenía en el mismo sitio, para oler las flores del mismo lilo, que aún permanece, más de treinta años después. Me he vuelto a ver con mis calcetines azules y mi falda gris, que remangaba por debajo del jersey, también azul, para hacerla más corta. Risas de adolescentes, provocadas por cualquier tontería, carpetas rellenas de traducciones de latin y ecuaciones de segundo grado. Adios, hasta mañana.... Allí nos despedíamos, envueltas en esa fragancia que me devuelve a un tiempo de nostalgia, de sueños en un futuro que hoy ya se ha despejado en muchas de sus incógnitas.
He rozado con mis dedos una de las flores, a la que alcanzo sin dificultad subida en mis tacones, y no he podido evitar que un suspiro inundara mi garganta. Enredados en las ramas de ese viejo lilo están las voces de otros tiempos.

Sed felices

jueves, 7 de abril de 2011

Divinas de la muerte o ¿para quién nos vestimos las mujeres?


Pues, está claro, para las otras mujeres. El creer que una mujer se viste para gustar a un hombre, es absolutamente absurdo. Si no, hagamos la prueba. Chicas, un día que estéis explendentes, con la ropa que creéis que mejor os queda, decid a vuestro chico que cierre los ojos y describa que lleváis puesto. Apuesto lo que queráis que un altísimo tanto por ciento de ellos son incapaces de recordarlo. Haced mismo eso con una amiga. Se habrá fijado hasta en el último detalle, incluso se pemitirá comentarios acerca de cómo os queda.
Esto viene a colación porque hoy he estado, en un paréntesis que me han dejado las reuniones matutinas, de compras. Necesitaba un conjunto para un evento que tengo el sábado, y al que quiero ir divina de la muerte. Después de dar cien vueltas, dí con el adecuado: elegante, pero no demasiado formal; un color que me va con el tono de mi piel. Vaya, que me gusta mucho como me queda.
Más tarde le comentaba a una compañera, que estará conmigo en ese acto, lo contenta que estaba con lo que me había comprado. Rápidamente me ha dicho:
- Hazle una foto y me lo enseñas.
- Vale- le he contestado.
- Pero en serio- ha insistido- que quiero verlo.
Desde luego que sí. Estoy convencida que se muere por saber como voy a ir vestida para igualar la apuesta.
¿Deducimos por tanto que a los hombres no les importa la ropa que llevamos las mujeres? Os diré un consejo que hace años me dió una persona bastante avezada en estas lides:
- Si quieres gustarle a un hombre, vístete de tal manera que en vez de fijarse en la ropa, le entren ganas de quitártela.
Lo dicho, chicas. No os molestéis en preguntar a vuestra pareja si os queda bien un vestido. Pedidle consejo a vuestra amiga, y si sonrie y te dice que OK. es que estáis fantásticas.
Sed felices

martes, 5 de abril de 2011

¿Y él lo sabe?



Me cuenta una amiga, una mujer muy sensata y coherente en sus decisiones, y que además siempre ha presumido de estar segura de lo que quiere, que se encuentra en un gran conflicto.
Hace unos meses conoció a un hombre, en un evento social de esos a los que acude bastante a menudo por su profesión en ocasiones o por afición en otras. Era uno de los ponentes y, me cuenta mi amiga, sin saber por qué, cuando él empezó a dictar su conferencia notó como se quedó enganchada. Era fascinante-me dijo- no sé si era su voz tan suave, como movía las manos o sus ojos tan inteligentes tras los cristales de las gafas, el caso es que me cautivó . Sus palabras se quedaron flotando a mi alrededor, y antes de que me diera cuenta, me había acercado a hablarle.
Mi amiga ha vuelto a coincidir con él en varias ocasiones y han tenido oportunidad de charlar más detenidamente. Incluso, gracias a las redes sociales, mantener un contacto más contínuo. La primera impresión se ha ido convirtiendo en unos sentimientos intensos y confusos al mismo tiempo que tienen a mi amiga desconcertada, ya que jamás pensó, a éstas alturas, encontrarse en una situación parecida.
Tomándonos una cerveza, hace unos días, volvió a salir el mismo tema. Le pregunté:
-¿Y él lo sabe?. Mi amiga mirándome un tanto sonrojada, contestó:
- ¿Saber, el qué?
- Lo que sientes por él.
- Si ni siquiera lo sé yo- me contestó- Sabes que siempre he dicho que hay puertas que no quería abrir, y me temo que ésta puede ser una de ellas. Y al mismo tiempo pienso que quizás merezca la pena...
Miré a mi amiga, la cogi la mano y le dije en un susurro:
- Recuerda, amiga mía, la atracción fatal de la polilla..... (*) Quizás, como dices, merezca la pena arriesgarse a abrir la puerta. La llave la tienes tú.
Mi amiga apuró su copa y sonrió.

Sed felices.

(*) La atracción fatal de la polilla es un post en este mismo blog con fecha 22 de marzo de 2011

lunes, 4 de abril de 2011

La perspectiva de la pulga.

Todos sabemos que la pulga es un animal, animalito diríamos por su tamaño, capaz de dar saltos de gran altura. Pues bien, parece ser que unos científicos que estudiaban el condicionamiento animal, hicieron un experimento en el que metieron a unas pulgas en un frasco que medía mucho menos que la distancia que eran capaz de saltar. Las pulgas pronto se acostumbraron a vivir en ese espacio más pequeño y, suponemos, eran felices. Pero, hete aquí, un buen día fueron sacadas de su corto habitat y ¡cuál fue la sorpresa! vieron los estudiosos que las pulgas eran incapaces de saltar a más altura que la que medía el bote del experimento. Ya no había tapa que se lo impidiera, pero su perspectiva, condicionada, les decía que no . 

 

Cuántas veces nos movemos como si tuvieramos una losa encima que nos impide movernos con libertad? No puedo con este trabajo, no puedo con mi pareja, no puedo con mis padres, no puedo, no puedo....¿Qué nos lo impide? Tal vez, sólo consiste en que, en vez de mirarnos el ombligo, miremos hacia arriba, nos demos impulso y saltemos. Sed felices

domingo, 3 de abril de 2011

Antes del sueño....


Levito en la frontera que separa la realidad del sueño, mientras noto como una sensación de algodón envuelve mis huesos.
En mi mente se agolpan impresiones, colores y caras, que componen un puzzle confuso del balance del día.
Me froto un dedo del pié con otro dedo, en un rito infantil que no han conseguido corregir los años, y acompaso la respiración a los latidos de mi corazón.
Sé que me estoy durmiendo, pero con la punta de mis dedos todavía me agarro a esta orilla que me sujeta a lo cotidiano, como si quisiera apurar las horas de la consciencia.
Y en esos instantes previos, viene a mi pensamiento un poema:

Antes del sueño
de los labios dejo caer

muy lentamente
al corazón
tu nombre.
En lo alto escucho

como te expandes.
(*)

Alargo mis manos, te abrazo, te noto y entonces, me duermo.

Sed felices

(*) Antes del sueño. Libro de Suavidad, de Mariana Colomer.