sábado, 12 de junio de 2010

Y empezó el mundial...

Sí. Ya esta aqui el mayor espectaculo del mundo. Quince días en los que todos los paises, de Oriente a Occidente estarán pendientes de una bolita que corre en una cancha de fútbol. Si hago memoria, no encuentro ningún momento de mi vida sin que hubiera un acontecimiento futbolístico próximo, Soy hija, madre, esposa y nieta de forofos del fútbol. Pero ¿qué tiene el fútbol, que provoca esa reacción? En mi entrada anterior hablaba de la selección española y de la pasión que levantaba, capaz de olvidar crisis, paro y lo que sea. Quizás proyectamos nuestras frustraciones y ansiedades en esos veintidós jugadores que representan un escenario en el que la victoria se vive como propia. ¿Necesitamos emocionarnos con algo, apasionarnos con algo, porque en nuestra vida hay poca pasión?.
Rivales en la vida son luego compañeros de equipo (veáse Rubalcaba y Rajoy) o lo contrario también se puede dar. Empresarios, obreros, socialistas y de derechas, todos cuando la puñetera bolita entra en la portería se abrazarán compartiendo una alegría inusitada, olvidándose de los insultos y descalificaciones que se han dirigido momentos antes. En las noticias, la información sobre el Decreto de Empleo ha durado cinco minutos. Ni cuento lo que ha durado la deportiva (esto es habitual, aunque no haya mundial).
En fín, si las reglas del futbol se aplicarán a la vida diaria, quizás nos encontraramos con una sorpresa, ¿o no?. Propongo la sustitución de la ONU por la FIFA.
Sed felices. (Y por supuesto que gane España, ¡Faltaría más!).

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